Ayer nos levantamos muy pronto para llegar lo antes posible a uno de los lugares que mas ganas tenía de conocer, Éfeso y sobre todo la Biblioteca de Celso, que me atraía especialmente.
El conjunto en sí, es algo decepcionante desde un punto de vista, claramente, subjetivo. Nos esperábamos algo mas; la biblioteca de Celso y el teatro son los únicos dos monumentos que realmente merecen la pena...el resto lo hemos bautizado como "la esparramera de piedras" habitual cuando se habla de ruinas. Siendo menos conocida, Afrodisias nos gustó mucho mas. Hay que decir también que la mayor parte de las excavaciones las están realizando arqueólogos austriacos y ¿ a que no adivinais dónde está una parte de las esculturas de Éfeso?...pues en el Museo de Éfeso de Viena...es una de esas cosas que nunca terminaré de comprender.
Y ahora un "Requiem" por mis sandalias, que han dado lo mejor de si...
Tras la visita a Éfeso nos dirigimos a Sirince, un pueblo de montaña que, aunque ha perdido algo de su autenticidad por los cientos de tenderetes de vino, fieltro y jabones, sigue siendo precioso y se respira cierta tranquilidad ( sobre todo después de la cantidad de gente de Éfeso ).
Y tras 14 días de "paliza" ( siempre entre comillas claro, porque sarna con gusto...) llegamos al momento relax del viaje. Decidimos poner rumbo a la Península de Dilek, donde se encuentra su Parque Nacional y donde estamos ahora mismo, antes de volver mañana a Estambul, dónde estaremos hasta el martes.
Hemos elegido un hotel para descansar estos dos días que no podía haber sido mas acertado. Se trata del hotel "Residence Panion Park", en el pueblo de Güzelçami, justo en la entrada del Parque Nacional y es el mejor hotel en el que hemos estado en Turquía, muy familiar, con un trato excelente, impoluto y con una piscina a la que hemos sacado muuucho partido ( y desde donde estamos escribiendo ahora mismo ;-). Por cierto, los desayunos y cenas son exquisitos.
En el Parque Nacional de Dilek hay cuatro playas o mas bien calas, a las que poder acceder. Tras ir parando en cada una de ellas y observar el paisaje mediterráneo desde sus miradores, hemos decidido quedarnos en la mas alejada de todas ya que allí no llegan los autobuses y hemos visto que no había absolutamente nadie, todo un lujo. La playa Karasu Köyu es uno de esos sitios donde puedes estar horas simplemente mirando al horizonte; tiene tumbonas y sombrillas repartidas por toda la playa y el agua es completamente cristalina; en el horizonte se observa además la isla de Samos, en Grecia, que está solo a 4 Km y casi puedes llegar a tocar con la punta de los dedos.
Esto es un paraíso, nos gustaría quedarnos algún día mas pero nuestro avión hacia Estambul sale mañana por la tarde así que aprovecharemos la tarde y mañana para nuestras últimas horas de relax.
Un beso para tod@s¡
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